Si no sabemos manejar el estrés, este se vuelve constante y crónico, sin darnos la posibilidad de una relajación integral que nos armonice. Este estado crónico afectará nuestro rendimiento y capacidad de comunicación con los demás, quebrantará nuestra salud, la calidad de nuestra vida y por sobre todo nos quitará la felicidad y el gozo de la existencia.
Todos los agentes que nos producen estrés tienen una base común, generan en nosotros resistencia: resistencia física, emocional, mental o espiritual.